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Saludos camarada, felicidades por el trabajo ,te pego el texto que te dije que he escrito en un rato por si quieres publicarlo en tu web. Retócalo a tu entender

Carta a los camaradas de El Nacionalista: peticiones de lecturas nacionalistas europeas

Queridos hermanos en la causa, os escribo esta carta desde el corazón de nuestra España eterna, con el sol poniéndose sobre las tierras que tanto amamos. Me llamo... bueno, da igual el nombre, llamadme un anónimo camarada identitario que ha pasado noches en vela devorando páginas que alimentan el fuego de nuestra identidad. Vivo esta lucha día a día, y cuando visito vuestra web, El Nacionalista, siento que somos y seremos mas, algún dia charlaremos juntos al lado de un fuego o en alguna taberna, recordando los mitos antiguos que velan por Europa. Hoy os mando estas líneas desde una antigua plaza de Europa, bajo el sol que se pone porque quería hablaros de nacionalismo, ese pulso vivo que late en las venas de Europa, el que une a europeos de todos lados en esta lucha por la identidad. No es solo teoría, no... Es el grito de la tierra, el eco de los dioses (sean cuales sean los que te resuenan dentro) que nos llaman a defender lo nuestro. Hoy, quiero recorrer contigo esos escritores y filósofos que me han marcado y veo que no tienes publicados por aquí aún y me gustaría que pudieras buscar para la biblioteca,escritores que han encendido esa llama inmortal. Sus palabras son como antorchas en la noche, guiándonos hacia un continente fuerte, unido en su diversidad de pueblos. Y al final, te dejo unas lecturas recomendadas, para que las devores como pan fresco.

Empecemos por Alemania, cuna de tantos pensadores que nos enseñaron a amar la patria con el alma. Johann Gottfried Herder... ¡Qué hombre! Él veía las naciones como familias vivas, cada una con su lengua, sus costumbres, como un árbol con raíces profundas en la tierra. En sus escritos, nos dice que el espíritu de un pueblo es sagrado, no se toca. Imagina a Herder caminando por los bosques teutónicos, escuchando el viento en las hojas, y de repente, ¡zas!, entiende que la cultura no es un invento de reyes, sino el latido del folklore, de las canciones que cantan los labradores al atardecer. Sin embargo... él nos advirtió contra ese universalismo que borra fronteras, ese que hoy nos venden como "progreso".

 "Nada, sin embargo, es más necesario para la comprensión de la historia humana que la distinción entre el espíritu de los pueblos."

Así lo plasmó Herder en sus Ideas para la Filosofía de la Historia de la Humanidad. Herder nos recuerda que cada nación es un mundo único, y unirnos en Europa no significa diluirnos, sino respetar esa savia propia. Como aqui veo que respetas a Nacional católicos, nacional socialistas y ateos, falangistas, fascistas o simplemente descontentos me atrevo a formular esta petición de unión a la juventud. No necesitamos mas grupos divididos, uniros bajo una sola bandera, la raza.

Ahora viene cuando te hablo de Johann Gottlieb Fichte, ese filósofo ardiente que, durante la invasión napoleónica, gritó a los alemanes: "¡Despertad! ¡Sois una nación!". Sus Discursos a la Nación Alemana son como un himno de guerra, respetado camarada. Piensa en él pronunciándolos en Berlín, con el humo de las batallas aún en el aire, inspirando a un pueblo a levantarse contra el yugo extranjero.

Fichte no hablaba de un nacionalismo chato, no. Era espiritual, casi pagano, invocando el deber moral de la sangre y el suelo. "La nación alemana debe ser libre para ser grande", decía, y en eso vemos el eco de nuestros propios ideales. ¡Cuántas veces hemos sentido eso en España, defendiendo nuestra esencia contra los vientos del globalismo y de la multiculturalidad impuesta! Otro gigante alemán es Oswald Spengler, ( he visto que ese lo tienes ya fichado pero no puedo dejar de mencionarlo ). Spengler con su Declive de Occidente veía a Europa como culturas orgánicas que nacen, crecen y mueren, como estaciones en un ciclo eterno. Spengler nos advierte: sin raíces nacionales, caemos en la decadencia. Recuerdo una anécdota que leí una vez... Spengler, en su estudio, rodeado de libros antiguos, profetizando el fin del "fauve" occidental si no volvemos a lo vital, a lo sagrado de nuestros orígenes.

Francia, oh Francia, tierra de revolucionarios y soñadores nacionalistas ¡Quién te ha visto y quién te ve! . Charles Maurras, el líder de Action Française, era un tipo duro, monárquico hasta la médula, que odiaba el parlamentarismo y amaba la patria integral. Sus ideas influyeron en tantos, incluyendo ecos en nuestra Falange tan denostada hoy día. Maurras nos enseñaba que el nacionalismo es defensa, protección de la tradición católica -(y quizá pagana no te ofendas)-, contra la invasión judía y masónica –palabras fuertes, pero reales como el pan de cada día. Imagina a Maurras en las calles de París, debatiendo con fervor, su pluma como espada.

Luego, Maurice Barrès, con su "culto del yo" que se expande al "culto de la tierra". En Les Déracinés, pinta a jóvenes desarraigados que pierden su alma al alejarse de las raíces. ¡Qué imagen mental, camarada! Jóvenes como nosotros hace años de ciudad en ciudad, pero también jóvenes como los de ahora perdidos en ciudades impersonales, anhelando el olor a tierra húmeda de su región. Barrès nos dice:

 "La tierra habla al corazón del hombre."

Y en el corazón de Europa late ese nacionalismo que une lo local con lo continental. Hoy, Alain de Benoist, de la Nouvelle Droite, lleva la antorcha. Él habla de etnopluralismo, de pueblos europeos preservando su identidad contra la homogeneización. Benoist, pagano en su fondo, critica el cristianismo igualitario y exalta los dioses antiguos. Sus libros como Vu de droite son un llamado a la resistencia identitaria. Piensa en él, escribiendo en su biblioteca, rodeado de mitos celtas y romanos, recordándonos que Europa es una constelación de naciones, no un supermercado global.

Italia, ¡ah, ahora la Italia fascista que tanto admiramos y añoramos! Giovanni Gentile, el filósofo del Estado total, veía el nacionalismo como acto ético, donde el individuo se funde en la nación. Era el cerebro detrás de Mussolini, y sus ideas sobre el "espíritu absoluto" resuenan en nuestro falangismo. Gentile no era un teórico seco; imaginaba un Estado que educa el alma, que revive el Imperio Romano con toques paganos. Luego, Julius Evola, ese aristócrata espiritual, nos lleva más allá. En Rebelión contra el mundo moderno, ataca la modernidad y exalta la tradición hiperbórea, los ritos antiguos. Evola que si mencionas, era como un guía en las montañas, hablando de castas y de la raza del espíritu.

 "La tradición es la transmisión del fuego."

Sus palabras queman, camarada, nos queman para purificar.

Ahora, España, nuestra patria del alma. Aquí late el corazón falangista. José Antonio Primo de Rivera, ¡un caudillo poético! En sus discursos, el nacionalismo es servicio, un yugo que nos eleva. "¡Arriba las arpas!", gritaba, mezclando lo patrio con lo cultural clásico en un misticismo nacional. Imagina a José Antonio en la cárcel, escribiendo con pluma firme, sabiendo que su sangre fertilizaría la causa, tu causa , mi causa, nuestra causa seas quien seas. Sus Obras Completas son biblia para nosotros. Ramiro de Maeztu, en Defensa de la Hispanidad, exalta el imperio español como misión universal, pero anclada en la fe y la raza. Maeztu era un converso, un hombre que vio en el catolicismo el escudo contra el liberalismo.

Ramiro Ledesma Ramos y Onésimo Redondo, fundadores de las JONS, trajeron el sindicalismo nacional, anti-capitalista y anti-marxista. Ledesma, con su ¿Fascismo en España?, soñaba con una España total, obrera y guerrera. Y Rafael Sánchez Mazas, poeta falangista, escribía versos que cantan la muerte heroica.

 "No hay más ley que la sangre y el fuego."

En el bosque de Ventas, escapando de la muerte, Mazas vivió el mito de la supervivencia. Miguel de Unamuno, aunque conflictivo, en su Del sentimiento trágico de la vida, nos da esa angustia vital que nutre el nacionalismo: la lucha por la eternidad en lo nacional.

Y no olvidemos a José Ortega y Gasset, aunque más europeísta, su vitalismo nos sirve. Él veía Europa como una "unidad de destino", pero con énfasis en lo vital, en las razas y culturas en tensión. En España invertebrada, critica nuestra falta de unidad, pero nos inspira a forjarla. Ortega, paseando por Madrid, soñaba con una Europa de élites, no de masas amorfas.

Otros como Eugenio Montes y Ernesto Giménez Caballero aportaron con su pluma afilada, defendiendo el imperio y la tradición. En fin, camarada, estos pensadores no son reliquias de museo. Son guías para nuestra lucha identitaria, para un Europa de naciones soberanas, donde el patriotismo, el nacionalismo, el sentimiento identitario y el falangismo se entrelazan como raíces antiguas.

Lecturas Recomendadas: Arma Tu Biblioteca Nacionalista Bueno, ahora lo práctico. Empieza con Discursos a la Nación Alemana de Fichte –pocas páginas, pero ¡qué fuerza! Te hará sentir el despertar de un pueblo. Luego, Rebelión contra el mundo moderno de Evola; léelo de nuevo , pero despacio, como un ritual, imaginando los castillos medievales. Para lo francés, Vu de droite de Benoist, fresco y combativo contra la decadencia.

En español, no te pierdas las Obras Completas de José Antonio –sus discursos son poesía en acción. Defensa de la Hispanidad de Maeztu te llenará de orgullo imperial. Añade España invertebrada de Ortega, para entender nuestras debilidades y fortalezas. Y para un toque histórico, La Montaña Mágica de Thomas Mann, que pinta el alma europea pre-guerra. O Economía y Sociedad de Weber, si quieres profundidad sociológica sin tecnicismos pesados.

¡Hay más! Los Orígenes del Totalitarismo de Arendt, pero léela críticamente, para ver cómo el nacionalismo se tuerce si no es puro. Y para el paganismo, bueno para eso tenemos tus recomendaciones pero destacaríamos Los hombres y las ruinas. Camarada, estas lecturas no son para acumular polvo. Son combustible para el fuego interior. Recomienda a tus lectores que las lean en voz alta, que disctutan con sus amigos pero sobre todo con los enemigos de España, y verás cómo Europa renace en tu espíritu. Gracias por tu esfuerzo y labor te mando un saludo con el brazo bueno, un saludo fraterno, desde las sombras de nuestra identidad.¡Arriba España, arriba la Europa de los pueblos libres!

( menos de dos mil palabras como me dijiste – Contadas una a una para que pase tu filtro, pero el alma no se cuenta.)