Las Trece Rosas: La Verdadera Historia Oculta tras el Mito Republicano

Las Trece Rosas: La Verdadera Historia Oculta tras el Mito Republicano

Un análisis riguroso sobre la construcción de una leyenda falseada por los intereses de la izquierda española

Es necesario despojar de sentimentalismos y mitificaciones uno de los episodios más manipulados de la historia reciente de España: el caso de las denominadas "Trece Rosas", presentadas por la propaganda izquierdista como inocentes víctimas del supuesto "machismo franquista" cuando la realidad histórica revela una verdad mucho más compleja y menos complaciente con los relatos progresistas actuales.

I. El Origen de la Mistificación Política

La construcción del mito de las Trece Rosas no nació de la casualidad ni del fervor histórico, sino de una calculada operación política iniciada en los años noventa. Cuando el PSOE de Felipe González vislumbró la posible victoria del Partido Popular de José María Aznar en 1993, rompió deliberadamente el consenso de la Transición que había enterrado los rencores de la Guerra Civil.

Como señala el historiador Roberto Muñoz Bolaños:

"Con Zapatero se plantea una España de buenos y malos que rompe el consenso del perdón. La memoria histórica no es historia, sino una operación política destinada a legitimar la hegemonía ideológica de la izquierda."

Fue entonces cuando la izquierda española, temiendo perder el poder, decidió vincular al PP con el franquismo mediante el famoso "dóberman" electoral. En este contexto político nació la necesidad de crear mártires republicanos que sirvieran como arma arrojadiza contra la derecha democrática. Las Trece Rosas se convirtieron así en el símbolo perfecto: mujeres jóvenes, presentadas como pacíficas y demócratas, supuestamente asesinadas por el "rancio y machista franquismo".

La culminación de esta operación llegó con José Luis Rodríguez Zapatero y su obsesión por la "memoria histórica", que no era sino una nueva guerra civil cultural destinada a legitimar la hegemonía ideológica de la izquierda. Santiago Carrillo, quien durante décadas había despreciado el episodio de las Trece Rosas por considerarlo menor, fue convenientemente rescatado para presidir la Fundación Trece Rosas, demostrando el oportunismo político de esta reivindicación tardía.

II. La Realidad Histórica: Terrorismo, No Pacifismo

Contrariamente al relato oficial, las investigaciones históricas serias, particularmente la exhaustiva obra de Roberto Muñoz Bolaños "Las 13 Rosas. La verdad tras el mito" (Espasa, 2025), demuestran que estas mujeres no eran pacíficas militantes demócratas, sino activistas de una organización terrorista que buscaba implantar en España la dictadura del proletariado siguiendo el modelo estalinista. 

Como afirma categóricamente Muñoz Bolaños:

"El término correcto no es 'represaliadas' sino 'terroristas'. Pertenecían a una organización que había asesinado durante la guerra y siguió haciéndolo después."

Las JSU: Una Organización Criminal

Las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), a las que pertenecían la mayoría de las llamadas "rosas", tenían un historial criminal documentado durante la Guerra Civil. Esta organización controlaba directamente cinco checas donde se torturó y asesinó a cientos de personas: las de Mendizabal 24, calle Raimundo Lulio, Santa Isabel 46, el Convento de las Pastoras de Chamartín y la de calle Granda 4

Además, las JSU participaron activamente en las sacas de presos para asesinar a miles de personas sin juicio alguno, incluyendo su papel destacado en las matanzas de Paracuellos del Jarama. Paradójicamente, quienes posteriormente fueron juzgadas con todas las garantías legales habían pertenecido a una organización que asesinaba sin juicio previo.

Como señala el investigador Fernando Paz:

"Las Trece Rosas pertenecían a las Juventudes Socialistas Unificadas, que no eran una organización pacífica sino una estructura paramilitar que controlaba checas donde se torturó y asesinó a cientos de personas."

La Guerrilla Urbana de Posguerra

Tras la guerra, las JSU se reorganizaron como una organización terrorista dirigida por José Pena Brea, con el objetivo de establecer una guerrilla urbana en Madrid. Sus actividades incluían:

  • Recoger armas y explosivos en los campos de batalla abandonados

  • Preparar atentados y robos para financiar sus actividades

  • Planificar secuestros de personalidades del nuevo régimen

  • Infiltrarse en las instituciones franquistas para destruirlas desde dentro

Ana López Gallego, una de las ejecutadas, era la responsable de la rama femenina de las JSU y había participado directamente en la organización del atentado frustrado durante el Desfile de la Victoria, cuyo objetivo confesado era "el asesinato de la mayor cantidad de público asistente". Su función específica era el transporte de explosivos, utilizando para ello a jóvenes militantes de entre 15 y 17 años.

Joaquina López Laffite, secretaria general del Comité Provincial de las JSU, utilizaba su casa para celebrar las reuniones donde se planificaron varios atentados. Había organizado una red que preparaba a jóvenes comunistas para intimar con falangistas, extraer información y señalar víctimas para sus atentados.

III. El Atentado que Selló su Destino

El factor decisivo para la ejecución de las sentencias fue el atentado terrorista del 29 de julio de 1939 contra el comandante de la Guardia Civil Isaac Gabaldón. En este ataque murieron también su hija Pilar, de apenas 16 años, y el chófer Luis Díaz Madrigal.

El historiador Muñoz Bolaños es contundente sobre este punto:

"Ya estaban condenadas a muerte, pero las sentencias permanecían sin ejecutar hasta que el atentado contra Gabaldón cambió la situación. No fue una represalia contra las mujeres, sino la ejecución de sentencias dictadas por tribunales militares tras el asesinato de una menor de edad."

Este crimen, perpetrado por miembros de la misma organización a la que pertenecían las Trece Rosas, decidió a las autoridades a ejecutar las sentencias de muerte que hasta entonces permanecían en suspenso. Las rosas no fueron ejecutadas por ser mujeres o por sus ideas, sino por pertenecer a una organización terrorista que acababa de asesinar a una menor de edad y a dos hombres inocentes.

IV. La Traición y las Delaciones

Uno de los aspectos más ocultados por la propaganda progresista es que prácticamente todos los detenidos, incluidas varias de las Trece Rosas, colaboraron con las autoridades facilitando información sobre sus compañeros. Esta realidad, documentada en los expedientes judiciales, demuestra que lejos del heroísmo mitificado, muchas de ellas actuaron como confidentes para salvar sus propias vidas.

José Pena Brea, líder de la organización, delató a toda la red tras ser torturado, facilitando las posteriores detenciones. A partir de ese momento, conseguir más información de los detenidos fue relativamente sencillo, ya que toda la organización estaba comprometida.

Como revela la investigación de Muñoz Bolaños:

"Los expedientes judiciales demuestran que la mayoría de detenidos, incluidas las mujeres, colaboraron proporcionando información. El heroísmo que se les atribuye es una construcción posterior completamente falsa."elconfidencial

V. La Construcción Cultural del Mito

La mistificación de las Trece Rosas se completó mediante una operación cultural sistemática que incluía diversos frentes de manipulación histórica

Literatura y Cine de Propaganda

La novela de Jesús Ferrero "Las Trece Rosas" (2003) inventó literalmente la historia, presentando a las protagonistas como distribuidoras de propaganda pacífica cuando jamás se dedicaron a esa actividad. La película de Emilio Martínez Lázaro (2006) añadió descaradamente "ideología de género", presentando su ejecución como consecuencia del machismo franquista.

El crítico cinematográfico Carlos Boyero señaló en su momento:

"La película convierte un caso de terrorismo en un melodrama feminista, ocultando deliberadamente la naturaleza criminal de las protagonistas para crear un producto propagandístico."

Adoctrinamiento Educativo

La manipulación llegó a los institutos mediante obras teatrales como la de Maxi de Diego, profesor de secundaria que ocultó deliberadamente los aspectos criminales para construir un relato feminista que presentaba a las ejecutadas como víctimas del patriarcado.

Utilización Política Actual

Pedro Sánchez, en un ejercicio de ignorancia histórica o manipulación consciente, tuiteó:

"13 mujeres inocentes, fusiladas por defender la democracia. Las 13 Rosas son hoy un símbolo de la lucha por la justicia y la libertad"

Esta afirmación es absolutamente falsa: no defendían la democracia sino la dictadura comunista, y no eran inocentes sino miembros de una organización terrorista.

El diputado  Javier Ortega Smith respondió con precisión histórica:

"Las Trece Rosas pertenecían a las JSU, organización terrorista responsable de múltiples asesinatos. Llamarlas defensoras de la democracia es una manipulación intolerable de la historia."

VI. La Verdadera Injusticia

La auténtica injusticia del caso no radica en que fueran terroristas inocentes ejecutadas por sus ideas, sino en que fueron incluidas falsamente en el plan del atentado contra Gabaldón debido a la negligencia de los servicios de vigilancia franquistas. Las luchas internas entre la Policía Urbana, el Ejército y el SIPM, protagonizadas por figuras como Manuel Gutiérrez Mellado y Carlos Arias Navarro, impidieron una vigilancia eficaz que podría haber evitado tanto el atentado como las ejecuciones posteriores.

Como explica Muñoz Bolaños :

"La verdadera tragedia es que muchas de ellas fueron ejecutadas por un atentado en el que no participaron directamente, debido a la descoordinación de los servicios de seguridad que no distinguieron entre los diferentes niveles de responsabilidad."

VII. El Testimonio de los Supervivientes

Uno de los aspectos más reveladores surge del testimonio de Eduardo Lobo, superviviente de las checas controladas por las JSU:

"Era imposible que ignoraran la naturaleza criminal de su organización. Las JSU controlaban directamente las checas donde fueron torturados y asesinados cientos de personas. Presentarlas como inocentes es una burla a la memoria de sus víctimas."

VIII. La Manipulación de la "Memoria Histórica"

El caso de las Trece Rosas se convirtió en el símbolo paradigmático de la manipulación progresista de la historia. Como denuncia el historiador Pío Moa:

"La 'memoria histórica' no busca conocer la verdad sino imponer una versión partidista que legitime la hegemonía cultural de la izquierda. Las Trece Rosas son el ejemplo perfecto de cómo se falsifica la historia para crear mártires políticos."

La Fundación Francisco Franco ha denunciado reiteradamente esta instrumentalización:

"Se presenta como víctimas inocentes a quienes pertenecían a organizaciones que asesinaron sin juicio a miles de españoles durante la guerra. Esta doble moral es inaceptable desde cualquier perspectiva histórica seria."


IX. La Respuesta de los Historiadores Serios

La comunidad académica seria ha comenzado a reaccionar contra esta manipulación. El catedrático Stanley Payne afirma:

"La mitificación de las Trece Rosas representa todo lo que está mal en el tratamiento politizado de la historia española. Se trata de propaganda, no de investigación histórica."

Por su parte, César Vidal ha sido aún más contundente:

"Presentar como heroínas a miembros de organizaciones terroristas mientras se criminaliza a quienes las juzgaron con todas las garantías legales es una perversión moral e intelectual."

X.  Historia Frente a Ideología


El caso de las Trece Rosas demuestra la perversidad de utilizar la historia como arma política. La izquierda española, incapaz de asumir la naturaleza criminal de sus organizaciones históricas, ha construido un mito para ocultar la realidad de que estas mujeres pertenecían a una organización que aspiraba a implantar en España un régimen tan totalitario como el de Stalin.

No se trata de justificar las ejecuciones, que fueron objetivamente desproporcionadas, sino de restaurar la verdad histórica frente a la manipulación propagandística. España necesita conocer su historia real, sin mistificaciones ni instrumentalizaciones políticas, para construir un futuro basado en la verdad y no en los mitos fabricados por los vencidos de ayer que pretenden ser los vencedores de hoy.

Como escribió José Antonio Primo de Rivera:

"Solo sobre la verdad puede construirse algo duradero. Las mentiras políticas, por muy útiles que parezcan, acaban por envenenar la convivencia nacional."

La historia debe servir para conocer la verdad, no para legitimar mentiras políticas. Las Trece Rosas no fueron santas ni mártires: fueron jóvenes manipuladas por una ideología criminal que las condujo a la muerte. Su memoria debe servir para recordar los peligros del totalitarismo, no para perpetuar su legado.libelista

España merece una historia veraz, libre de manipulaciones partidistas. Solo así podremos honrar realmente a todas las víctimas de nuestra guerra civil, sin distinciones ideológicas ni falsificaciones interesadas. La verdad histórica debe prevalecer sobre la propaganda política.

Este análisis se basa en la documentación histórica disponible y en las investigaciones más recientes, particularmente la obra de Roberto Muñoz Bolaños, que ha tenido acceso a archivos judiciales y policiales hasta ahora inéditos.