f El Misterio Hiperbórico: Mitos y Realidades de Hiperbórea | El Nacionalista.Net

Desvelando el misterio hiperbórico.

Un análisis profundo del pueblo hiperbóreo y sus principales protagonistas en la historia y la mitología

Mitología Étnicag

imagen representqativa del mito hiperbórico El legado literario y filosófico sobre los mitos de Hiperbórea y Agartha ha sido abordado por numerosos autores a lo largo de la historia, desde la antigüedad clásica hasta las corrientes esotéricas y nacionalistas contemporáneas. Cada uno de estos autores aporta una mirada particular, explorando distintos aspectos del simbolismo, la tradición espiritual y la identidad cultural contenida en estos relatos míticos.
A continuación, se presenta una selección de los principales escritores y pensadores que han contribuido al estudio, reinterpretación y difusión de los misterios hiperbóreos y agarthianos, con sus obras más emblemáticas. Estos textos son fundamentales para entender la evolución del simbolismo y las distintas interpretaciones que han dado forma al imaginario europeo y mundial.

☰ Capítulo I | Quiénes fueron los hiperbóreos | Protagonistas y perfil mitológico. ☰

Capítulo I: Quiénes fueron los hiperbóreos — protagonistas y perfil mitológico


Los hiperbóreos, cuyo nombre significa "más allá del viento Bóreas" (viento norte), son un pueblo legendario de la mitología griega que supuestamente habitaba una tierra remota y paradisíaca situada en el extremo norte. Heródoto, en sus "Historias" (c. 450 a.C.), los describe como un pueblo feliz, longevos y santos, que vivían en una tierra bendecida por el sol perpetuo y alejados de las preocupaciones humanas comunes: "Nada saben del tumulto, ni la vejez, ni la enfermedad" (Heródoto, Historia, Libro IV, Capítulo 33).

Esta región se situaba más allá de la tierra conocida en su tiempo, y ni siquiera los escitas, sus vecinos del sur, tenían conocimiento cercano de esta tierra sagrada, reforzando el aura de misterio que rodea a los hiperbóreos. Se les consideraba los mejores de los hombres, un pueblo bendecido por la pureza, la virtud y la armonía con el cosmos.

El historiador y poeta Aristeas de Proconeso, activo en el siglo VII a.C., es una figura clave asociada con el conocimiento de estas tierras y pueblos. Su poema épico perdido, el "Arimaspea", describe viajes místicos hacia el norte, incluyendo referencias a pueblos como los hiperbóreos y entidades míticas como los arimaspos y los grifos, que protegen tesoros sagrados.



Figuras míticas y protagonistas divinos

El dios Apolo es fundamental en la mitología hiperbórea. Según varios testimonios antiguos, Apolo realizaba una visita anual de un año a la tierra de los hiperbóreos, donde presidía ceremonias y administraba justicia. Este ciclo de residencia simboliza la conexión directa entre lo divino y este pueblo elegido. En palabras de Heródoto: "Apolo está permanentemente entre ellos, y ellos lo honran con ofrendas y celebraciones que duran todo el año" (Hist. IV, 34).

El culto apolíneo en Hiperbórea también involucra a emisarios míticos—los jóvenes Hipéroque y Laódice—que, protegidos por los guerreros Perfereos, llevaban ofrendas sagradas a Grecia, un vínculo ritual que simbolizaba la relación entre ambas culturas. Estas figuras son la expresión narrativa de una profunda conexión religiosa y cultural entre Hiperbórea y el mundo griego clásico.

Los Boréades, hijos del dios Bóreas (el viento del norte) y la ninfa Quíone, son considerados los primeros monarcas teocráticos de esta tierra. Heródoto los describe como gigantes de tres metros de altura, guardianes del culto a Apolo y poseedores de una fuerza y sabiduría sobrenaturales. Estos personajes integran la dimensionalidad mítica que rodea a Hiperbórea, simbolizando la unión entre la naturaleza salvaje del norte y lo divino.

Además, Abaris el Hiperbóreo, un sacerdote chamán y sanador legendario, figura en los relatos de Platón y Heródoto como un poseedor de conocimientos espirituales secretos y habilidades sobrenaturales, reflejando la percepción hiperbórea como un pueblo de sabiduría arcana y poder trascendental.



Perfil físico y cultural del pueblo hiperbóreo

En cuanto a su apariencia física, los hiperbóreos son tradicionalmente descritos como personas de gran estatura, piel nívea, cabellos rubios y ojos claros, configurando un perfil arquetípico que los distingue como un pueblo especial y puro. Píndaro (siglo V a.C.) los define como "habitantes de una tierra bañada por el sol perpetuo, un pueblo bendecido y sin las sombras del dolor" (Fragmentos, Píndaro).

Su sociedad se caracterizaba por su pacifismo, armonía y desarrollo en las artes y prácticas espirituales. Cultivaban la música, la danza y la poesía, y se les atribuían poderes proféticos y curativos. Esta visión se complementa con tradiciones de longevidad y sabiduría, haciendo de los hiperbóreos un símbolo de ideal humano y aspiración espiritual.

Heródoto resalta la pureza y felicidad de esta comunidad utópica, reflejando una visión que contrasta con las tribulaciones y conflictos de otras sociedades contemporáneas: "Los hiperbóreos estaban siempre felices, libres de la corrupción del mundo y bajo la protección de Apolo" (Hist. IV, 34).

Este arquetipo ha trascendido siglos y ha sido reinterpretado desde el esoterismo hasta corrientes filosóficas y nacionalistas modernas, manteniendo su lugar como un símbolo cultural europeo que evoca un pasado glorioso y un estado espiritual superior.



Línea de Tiempo Histórica

c. 700 a.C.

Actividad literaria de Aristeas de Proconeso, autor del poema épico "Arimaspea", que relata viajes y pueblos míticos del norte, incluyendo los hiperbóreos.

c. 450 a.C.

Heródoto menciona a los hiperbóreos en sus "Historias", consolidando su mito en la literatura clásica griega y describiendo su tierra como un lugar de felicidad y longevidad.

Siglo V a.C.

Píndaro describe a los hiperbóreos como un pueblo bendecido que habita tierras bañadas por el sol perpetuo, dedicados a honrar al dios Apolo con cantos y danzas.

Edad Media y Renacimiento

Los hiperbóreos son reinterpretados como símbolos utópicos de inmortalidad y pureza espiritual en la cultura europea, presentes en la literatura y el pensamiento humanista.

Siglo XX

Estudios esotéricos y filosóficos modernos rescatan la figura hiperbórea como un arquetipo espiritual primordial, vinculándolo con tradiciones de sabiduría ancestral y revitalizando su simbolismo en diversas corrientes.

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☰ Capítulo II | Qué fue Hiperbórea y su importancia histórica y simbólica ☰

Capítulo II: Qué fue Hiperbórea — concepto, descripción y relevancia histórica


Hiperbórea, en la mitología griega, es una región mítica situada en las tierras septentrionales aún desconocidas al norte de Tracia. Su nombre proviene del griego “Hyper Boreas”, que significa literalmente "más allá del viento norte" (Bóreas). Según la tradición, se trataba de un territorio utópico, donde reinaba un clima benigno, la luz solar era perpetua y los habitantes gozaban de felicidad, longevidad y ausencia de sufrimiento o guerras.

Son numerosas las fuentes clásicas que refieren la existencia de esta tierra legendaria. Heródoto (c. 484-425 a.C.) la menciona en sus Historias, ubicando Hiperbórea más allá de pueblos conocidos como los arimaspos y los grifos, y afirmando que solo ellos enviaban ofrendas sagradas a Grecia a través de distintos pueblos vecinos hasta llegar a Delfos. Esta conexión religiosa con el mundo griego resalta la importancia simbólica y espiritual adjudicada a Hiperbórea en la cultura clásica.

El geógrafo romano Pomponio Mela situó Hiperbórea aún más al norte, cercano al Ártico, y fuentes griegas y romanas posteriormente fueron desplazando el posible emplazamiento a áreas cercanas a los montes Urales o más allá de Francia, según interpretaciones basadas en mapas y descripciones antiguas. El escritor Estrabón, en el siglo I a.C., describió la región como una península o isla al extremo norte de Europa.

Hiperbórea es a menudo mencionada junto a otras terrae incognitae clásicas como la mítica isla de Tule, simbolizando para los griegos y romanos el confín de la tierra conocida, un espacio al que solo podían acceder los dioses o seres superiores, otorgándole un componente de misterio y sacralidad.


Importancia cultural y simbólica de Hiperbórea

En la tradición cultural griega Hiperbórea y sus habitantes representaban el ideal de perfección espiritual y física. Eran considerados benefactores de Grecia, portadores de dones sagrados y guardianes de una sabiduría ancestral más allá de lo humano. En Delfos se rendía culto a divinidades durante el invierno, cuando Apolo supuestamente visitaba la tierra hiperbórea, reforzando el vínculo religioso que intacto persistió siglos.

Diversas leyendas hablan de un sol que solo sale y se pone una vez al año en esa tierra, refiriéndose a la ubicación hipotética en una zona ártica o polar. Además, antiguas fuentes relatan que el pueblo de Hiperbórea poseía una monarquía gobernada por gigantes y sacerdotes, lo que denota una dimensión mágica y mítica inherente a esta tierra.

Figura también entre las leyendas el curandero Abaris el hiperbóreo, un chamán del norte con poderes sobrenaturales que visitó la Grecia clásica, integrando la cultura popular con elementos de misterio y conocimientos místicos. Platón y Heródoto mencionaron a Abaris como ejemplo del conocimiento arcano atribuido a Hiperbórea.


Relevancia moderna e interpretaciones

Más allá del mito, Hiperbórea ha influenciado desde la Antigüedad tardía la imaginación geográfica, filosófica y esotérica de Europa. Fue interpretada como una tierra primordial de sabiduría y origen espiritual de razas o civilizaciones, especialmente en la Europa moderna y contemporánea, donde fue relacionada con los celtas, los escitas, y otras culturas antiguas.

Su simbolismo ha sido adoptado por corrientes nacionalistas, esotéricas y filosóficas, colocando a Hiperbórea como arquetipo de pureza, perfección y conocimiento ancestral, representando además una conexión perdida con un mundo espiritual y superior que se busca recuperar en la modernidad.

Por esta razón, Hiperbórea no solo figura en textos históricos y mitológicos, sino en la actualidad en debates culturales, políticos y espirituales, donde su legado continúa evocando un pasado glorioso y un sentido profundo del ser y origen europeo.

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☰ Capítulo III | Línea temporal y evolución del mito de los hiperbóreos ☰

Capítulo III: Línea temporal y evolución del mito de los hiperbóreos.


El mito de los hiperbóreos tiene raíces en la antigüedad clásica, con referencias que se remontan al menos al siglo VII a.C. La primera figura relacionada directamente es Aristeas de Proconeso, poeta y viajero, activo en ese siglo, autor del poema épico perdido "Arimaspea", que narraba viajes a tierras lejanas y pueblos míticos del norte, incluyendo a los hiperbóreos. Este poema fue una fuente de inspiración y conocimiento para posteriores escritores griegos.

En torno al siglo V a.C., Heródoto realiza la descripción más detallada y conocida de Hiperbórea y sus habitantes en sus "Historias". Cualificándolos como un pueblo santo y bendecido, con una vida feliz y todo un ciclo religioso y cultural ligado a Apolo. Su obra fue fundamental para mantener vivo el mito y extenderlo a generaciones posteriores.

En esa misma época, Píndaro, poeta lírico de gran prestigio, describe a los hiperbóreos como habitantes de una tierra iluminada permanentemente por el sol, un pueblo bendecido y libre de sufrimiento, alabando su pureza y devoción a Apolo en sus fragmentos de odas.

Durante el período helenístico y romano, autores como Estrabón, Pomponio Mela y Plutarco reinterpretaron y desplazaron la ubicación de Hiperbórea hacia regiones más lejanas, desde los montes Urales hasta las tierras cercanas al Ártico. Algunos los vincularon con pueblos históricos como los celtas, escitas o galos, intentando racionalizar o identificar el mito con pueblos reales.

En la Edad Media y el Renacimiento, aunque la leyenda pierde su estatus como realidad geográfica, gana fuerza como símbolo y arquetipo espiritual en escritores, alquimistas y humanistas, quienes interpretaban a Hiperbórea como una tierra sagrada de inmortalidad y pureza, inspirando ideales utópicos y espirituales.

En el siglo XX, el mito hiperbóreo experimentó un significativo resurgimiento en ámbitos esotéricos, filosóficos y políticos, ligándose fuertemente a las tradiciones indoeuropeas y la ideología aria. Autores como René Guénon, reconocido pensador francés y precursor del esoterismo tradicional, promovieron la idea de una tradición primordial perdida, que emanaba desde un origen espiritual superior representado simbólicamente por Hiperbórea. Su visión planteaba que la humanidad moderna se encontraba en un ciclo descendente, el Kali Yuga, y solo mediante el retorno a esta tradición originaria se podía restaurar el orden cósmico y espiritual.

Por otra parte, el filósofo y escritor italiano Julius Evola profundizó en estas ideas, interpretando a Hiperbórea como un centro iniciático del conocimiento espiritual superior, un símbolo de la pureza y la excelencia que habría marcado las raíces de la civilización europea ancestral. En sus obras combinó mitología, esoterismo y filosofía política, influenciando posteriores movimientos de la llamada “Nueva Derecha” europea.

Dentro del contexto político, la Sociedad Ahnenerbe, en cierto momento ligada al nacionalsocialismo alemán, buscó a través de investigaciones arqueológicas y esotéricas evidencias científicas que sustentaran la teoría de que Hiperbórea fue el hogar ancestral de la raza aria. Ejercieron presión para legitimar la supremacía racial mediante la conexión con civilizaciones míticas y espirituales, mezclando pseudociencia con ocultismo. Estas investigaciones condujeron a expediciones a regiones remotas del norte de Europa, Siberia y más allá.

En América, el mito también tuvo un fuerte impacto con autores como Miguel Serrano, quien elaboró una cosmovisión gnóstica-esotérica donde Hiperbórea era la fuente de una estirpe espiritual y heroica que debía oponerse a la modernidad materialista y mestiza. Serrano fusionó mitología nórdica, budismo y gnosticismo en su obra, dotando al mito de un potente simbolismo contra-cultural.

Autores contemporáneos como Nimrod de Rosario aportaron doctrinas y sistemas de sabiduría basados en la tradición hiperbórea, interpretándola como una lucha espiritual actualizada entre fuerzas de luz y oscuridad, un conflicto arquetípico que enfrenta la pureza ancestral con el caos moderno.

Este resurgimiento del mito, con sus dimensiones políticas, filosóficas y espirituales, ha permitido que Hiperbórea sea un símbolo abierto y adaptable, utilizado por múltiples corrientes ideológicas desde la derecha radical hasta movimientos anarcopaganos o futuristas, todos encontrando en este mito un núcleo de identidad y propósito frente al nihilismo y la globalización contemporáneos relacionando a Los hiperbóreos con los pobladores de Agartha en el ámbito del esoterismo y las tradiciones ocultistas modernas como dos elementos complementarios dentro de un mismo marco simbólico espiritual.

Mientras que Hiperbórea se interpreta como la civilización solar ideal, una tierra mítica de luz, armonía y sabiduría asociada a la superficie de la Tierra, específicamente en las zonas polares norteñas, más allá del viento del norte (Bóreas). Representa el arquetipo espiritual primordial, un ideal utópico y trascendente que simboliza la pureza y la conexión con lo divino, Agartha es concebida como una ciudad o reino oculto que existe en el interior de la Tierra, resguardado bajo tierra y protegido contra el caos y la corrupción del mundo externo. Su imagen es la de un refugio subterráneo de sabiduría ancestral y avanzada, habitado por una elite espiritual que espera el momento adecuado para emerger y restaurar el equilibrio y conocimiento hiperbórico perdido.

Mientras Hiperbórea es símbolo de lo solar, elevado y visible, Agartha representa lo subterráneo, telúrico y oculto. Juntas forman un dualismo complementario presente en muchas corrientes esotéricas: la luz visible y el conocimiento secreto bajo tierra, la exterioridad y la interioridad, el ideal y el refugio.

Este paralelismo ha sido reinterpretado y adaptado por movimientos esotéricos, gnósticos y nacionalistas modernos que ven en ambos mitos mecanismos de resignificación cultural y espiritual en tiempos de crisis contemporánea. Por ejemplo, ideas como la energía cósmica “Vril” se vinculan con ambos conceptos y tienen una función de poder interno o liberación espiritual.

Ambas ideas reflejan la búsqueda humana de sentido, identidad y conexión con tradiciones ancestrales, funcionando como símbolos complementarios en el imaginario esotérico contemporáneo


Línea temporal resumida del mito hiperbóreo

Siglo VII a.C.

Aristeas de Proconeso produce el poema perdido "Arimaspea" con primeras referencias literarias a hiperbóreos y pueblos míticos del norte.

Siglo V a.C.

Heródoto sitúa el mito hiperbóreo en sus "Historias", definiendo sus características y la conexión con Apolo. Píndaro también los canta en sus poemas.

Siglo I a.C. al II d.C.

Estrabón, Pomponio Mela y Plutarco reinterpretan y reubican geográficamente a Hiperbórea y sus pueblos mitológicos.

Edad Media - Renacimiento

El mito se transforma en símbolo espiritual y utópico, perdiendo su referencia geográfica directa.

Siglo XX

Resurgimiento esotérico y místico del mito, con implicaciones filosóficas y políticas y vinculación a identidades raciales y espirituales.

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☰ Capítulo IV | Dónde estuvo Hiperbórea — teorías y evidencias de su existencia ☰

Capítulo IV: Dónde estuvo Hiperbórea — exploraciones, teorías y evidencias


La ubicación de Hiperbórea es una cuestión envuelta en misterio, leyenda y múltiples teorías que han intentado situar este mítico territorio en varios lugares del hemisferio norte, siempre más allá de tierras conocidas para los antiguos griegos y romanos.

Teoría Clásica: Norte de Europa más allá del Bóreas

Heródoto (siglo V a.C.) no especifica una ubicación exacta, pero describe Hiperbórea como una región situada más allá del viento del norte (Bóreas), en un lugar feliz y eterno, al que únicamente llegaban los dioses o algunos escogidos. Según sus relatos, la tierra hiperbórea estaba mucho más allá de las tierras de los escitas, al norte de Tracia y fragmentos de Europa oriental.

Diodoro Sículo y otros historiadores antiguos la ubicaban en regiones septentrionales posiblemente vinculadas a la actual Escandinavia o el norte de Rusia, donde se creía que existían vastas y remotas tierras sin invierno riguroso, ideales para la antigüedad para imaginar este paraíso.

Teoría Ártica / Polar

Pomponio Mela y Plinio el Viejo mencionan pueblos en latitudes árticas, considerados por algunos investigadores como ubicaciones posibles de Hiperbórea. Según esta hipótesis, Hiperbórea sería una zona ubicada en tierra firme o isla cerca del Polo Norte, donde un clima benigno existía debido a fenómenos naturales desconocidos en la antigüedad.

Esta teoría ha sido muy popular entre esoteristas y algunos exploradores polares, que la vinculan con relatos de una antigua cultura o civilización desaparecida a causa de cataclismos climáticos o geológicos. También se asocia a la Atlántida y la mítica isla de Thule como parte de esta gran área mítica del norte.

Teoría Eurasia y Montes Urales

Algunos geógrafos y antropólogos modernos asocian Hiperbórea con áreas al este de Europa, particularmente en torno a los montes Urales y Siberia occidental. Investigaciones arqueológicas apuntan a la presencia de culturas avanzadas en la Edad de Bronce y antes, cuyas tradiciones orales podrían haber influido en los relatos hiperbóreos.

Esta teoría sostiene que pueblos históricos como los escitas o sármatas podrían conservar ecos culturales de Hiperbórea, sirviendo como base para reconstruir la existencia histórica detrás del mito.

Evidencia Arqueológica y Cultural

Si bien, para no engañar al lector hemos de admitir que no existe evidencia directa y concluyente de una civilización denominada como Hiperbórea, múltiples descubrimientos arqueológicos en el norte de Europa y Asia muestran la existencia de culturas antiguas con altos grados de desarrollo, simbolismo avanzado, y tradiciones espirituales que podrían coincidir con las leyendas descritas.

Por ejemplo, se han hallado estructuras megalíticas, sistemas de creencias animistas y proto-religiosas, y símbolos esotéricos que apuntan a una antigua espiritualidad norteña, que podría ser la raíz histórica que inspiró el mito.

Además, la persistencia del mito en la cultura popular, su transmisión oral y literaria, y la correspondencia entre las características atribuidas a Hiperbórea y ciertas regiones geográficas sugieren que su imaginario se basa en recuerdos o interpretaciones de fenómenos reales.

Lugar mítico o real: un debate continuo

Para muchos historiadores y antropólogos, Hiperbórea es más un símbolo mítico que una realidad concreta, un arquetipo de paraíso perdido que refleja las aspiraciones humanas hacia la perfección, la espiritualidad y la armonía.

Sin embargo, para otros, especialmente dentro del esoterismo y ciertas corrientes nacionalistas como el escritor de este artículo que hoy tienes en tus manos, la búsqueda de Hiperbórea corresponde a una realidad histórica perdida, cuya evidencia está oculta o distorsionada por el paso del tiempo, esperando ser redescubierta mediante la exploración arqueológica y la interpretación simbólica.

En conclusión, si bien no hay evidencias científicas concluyentes, su persistencia en la cultura y el simbolismo sigue alimentando la búsqueda y fascinación por esta tierra legendaria, y queda en tus manos la decisión de qué creer o qué no.

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>☰ Capítulo V | Autores y obras sobre la protocultura Hiperbórea ☰

Principales autores y obras sobre Hiperbórea y Agartha

En el siglo XX, el mito hiperbóreo experimentó un renacer profundo, sobre todo en interpretaciones esotéricas y filosóficas que buscaban reinterpretar esta figura mítica dentro de un marco espiritual y tradicional. Pensadores como René Guénon, considerado uno de los fundadores del tradicionalismo metafísico, propuso que Hiperbórea representaba la tradición primordial, el origen espiritual y metafísico perdido al que debía aspirar la humanidad para restaurar el orden y el equilibrio frente a la decadencia moderna.

Julius Evola, filósofo italiano, incorporó estos conceptos en un pensamiento radical que exaltaba la pureza, el heroísmo y la jerarquía espiritual como valores centrales del hombre ideal, vinculando a Hiperbórea con la encarnación simbólica de dichas virtudes en un mundo contemporáneo caótico y materialista. Para Evola, el mito era más que una leyenda: era una expresión de un orden superior y vertical que debía inspirar una renovación espiritual y cultural en Occidente.

En la esfera política, la Sociedad Ahnenerbe fue crucial en la difusión y reinterpretación del mito hiperbóreo dentro de un propósito nacionalista y pseudocientífico. Esta organización realizó expediciones y estudios arqueológicos, antropológicos y ocultistas para encontrar evidencias que comprobaran la existencia de una civilización ancestral superior en el norte, el hogar original de la "raza aria". Estas investigaciones combinaron el mito con teorías raciales y energías místicas como el "Vril", un concepto esotérico asociado con energía cósmica y poder interior.

En América, el mito fue también revitalizado por autores como Miguel Serrano, quien unió el simbolismo hiperbóreo con el budismo, el gnosticismo y la mitología nórdica en una cosmovisión que aboga por la recuperación de una espiritualidad pura frente a la corrupción de la modernidad materialista. Serrano convirtió a Hiperbórea en el arquetipo de una estirpe espiritual heroica y guerrera que se oponía a la decadencia presente.

Más recientemente, autores como Nimrod de Rosario han difundido doctrinas basadas en la tradición hiperbórea, interpretándola como una lucha espiritual eterna entre las fuerzas de la luz y el caos, un camino iniciático para quienes buscan la liberación y el despertar.

En resumen, el mito hiperbóreo en el siglo XX se plasmó en una resistencia espiritual, política y cultural contra la modernidad, y se convirtió en un símbolo renovado de la búsqueda de identidad, verdad y trascendencia, adoptado por corrientes tan diversas como el nacionalismo, el movimiento identitario proteccionista europeo, el neopaganismo y los movimientos esotéricos contemporáneos.

Nombre Descripción Título del libro
Julius Evola Filósofo y esoterista italiano que interpretó a Hiperbórea como centro iniciático y arquetipo espiritual. "Revolución contra el mundo moderno" (PDF)
René Guénon Pensador francés precursor del esoterismo tradicional, abordó la tradición primordial relacionada con Hiperbórea. "El Rey del Mundo (pdf)"
Miguel Serrano Escritor chileno que relacionó Hiperbórea y Agartha con la mitología Gnóstica y el nacionalismo espiritual. "El Cordón Dorado" (PDF)
Aristeas de Proconeso Poeta griego del siglo VII a.C., autor del poema épico perdido "Arimaspea" sobre pueblos del norte y Hiperbórea. "Arimaspea" (poema perdido)
Heródoto Historiador griego del siglo V a.C. que describió a los hiperbóreos y su tierra encantada en sus "Historias". "Los Nueve Libros de La Historia (1383 páginas, PDF) "Historias"
Píndaro Poeta lírico griego del siglo V a.C. que idealizó a los hiperbóreos en sus odas y fragmentos. Píndaro , Odas y fragmentos (PDF)
Escritos de la Sociedad Ahnenerbe Organización cultural que investigó esotéricamente Hiperbórea y Agartha como origen ancestral de la raza aria. Documentos de los estudios y expediciones científicas varias.
Nimrod de Rosario Autor contemporáneo que desarrolló la gnosis espiritual hiperbórea y enseñanzas basadas en estos mitos. "Fundamentos de la Sabiduría Hiperbórea"
Gustavo Brondino Escritor que estudió la relación entre los libros de cristal de Agartha y la tradición hiperbórea en ensayos modernos. "Visión hiperbórea de la historia"
Clark Ashton Smith Escritor estadounidense de relatos fantásticos que creó literatura ambientada en la mítica Hiperbórea. "El libro de Hiperbórea"

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